- Quizá sea sólo por eso por lo que hay siempre guerras: porque unos no pueden sentir jamás por completo lo que sufren los otros.
- Yo no pretendo hacer nada, padre, yo sólo quiero vivir.
- Y cuando dos personas tienen que hablar por la necesidad, entonces nunca podrán hablar lo bastante para poner la situación en regla. Hablar es bueno cuando hay felicidad detrás de las palabras, cuando éstas fluyen sueltas y llenas de vida; pero de qué remedio puede servir algo tan voluble y sujeto a malentendidos como la palabra cuando se está en medio de la desgracia. Lo único que logran es empeorar la situación.
0 comentarios:
Publicar un comentario